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A mi familia,

los siento en mí como nunca antes.

tú...

estás allí en el campo multidimensional, donde no existe el tiempo, tampoco la separación o el miedo. Permaneces en un presente eterno en el que tu alma ha estado entrenándose, preparándose para la gran oportunidad de experimentarse en este planeta. Siempre acompañada por sus guías de luz, siendo amada y cuidada como parte magnificente de la fuente creadora.

Se han acordado los contratos iniciales, en los que desde una consciencia sagrada se establecen los puntos de encuentro con el grupo de almas a quienes damos el permiso para tocar nuestras verdades esenciales. Se generan las pulsaciones energéticas para dar vida a las posibilidades que nos llevarán a sentir en lo más profundo de nuestro ser los matices de nuestra humanidad.

Llega el día de nuestro nacimiento,

cuando respiramos por primera vez y tomamos el aire de los códigos del clan;

empezamos a sentir junto a ellos la consciencia de este plano terrenal,

nuestra alma ha transitado el velo del olvido,

dejando de recordar su verdadero origen, de donde ha venido.

Ahora, es nuestra familia de sangre nuestro primer equipo espiritual, los compañeros que nos entregan los primeros conocimientos sobre el mundo. La fuerza del clan nos ha tomado de su mano y durante el inicio de nuestro recorrido, estamos comprendiendo lo que quieren comunicarnos, percibiendo todo lo que habita en sus gestos, palabras, miradas y hábitos.

Este es el momento en que de forma más pura registramos el entorno, pues no hay juicio, tampoco ego, estamos aprendiendo; cada día haciendo asociaciones en nuestro cerebro, creando en nuestra mente los filtros para interpretar lo que vemos. Recibimos de ellos los conceptos base sobre la vida, el amor, la abundancia, la salud, Dios.

Empezamos a caminar la vida transitando múltiples escenarios,

todos haciendo posible la transferencia de la información que tenemos que observar, estudiar y honrar;

para luego transmutarla en el conocimiento que nos permitirá

construir nuestro puente a la COMPASIÓN, al AMOR en nuestro universo interior.

Aquí comienza el viaje al despertar y los ancestros que se encuentran al otro lado del velo celebran la iniciación a una consciencia superior. Nuestra alma necesitaba ver el mundo de la forma en que nos fue mostrado, necesitaba sentir la historia en cada célula del cuerpo para así reconocer el propósito de esta encarnación, un propósito que está mas allá del tiempo, para el no hay prisa, está fuera de la mente y su estructura lineal.

Padre y Madre, los ojos a través de los cuales vemos el mundo por vez primera.

Hoy, desde nuestro estado adulto reconociéndose unido a la fuente, podremos recordar nuestro libre albedrío, aquel que nos da la libertad interior para movernos a una nueva energía, una que nos permite transformar las creencias de lo que nos fue enseñado y traer una nuevas definiciones a nuestro campo para crear diferentes acuerdos, diferentes contratos.

Actualizamos nuestra percepción del mundo, comprimimos las primeras imágenes de nuestro recorrido a un sentido que desvanece la idea de la separación; empezamos a despertar a nuestro ADN divino y cuántico, el que nos lleva al encuentro con la familia espiritual que siempre nos ha acompañado y que ha estado esperando por nosotros, por el despertar de nuestra consciencia, por la apertura de nuestro corazón.

Para terminar, recuerda...

Nuestro clan es el punto de partida al encuentro con nosotros mismos,

adentro de nuestro ser aviva la esencia para dar luz a otra continuidad, la de nuestro propio destino.

En una consciencia sagrada, todo ha hecho parte de la evolución de nuestro camino, de la maestría del espíritu.

"El origen no es el fin, el fin es un nuevo origen"

Cindy Agudelo Rivera

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